Los motivos para rebelarse contra un Dios pueden ser muy variados. No obstante, el principio que lleva a la rebelión es siempre el mismo: anhelo de libertad. El libre albedrío, depender de uno mismo, ser dueños de nuestro propio destino; queremos gozar del privilegio de tener determinación para tomar nuestras propias decisiones en la vida.
Ser personas libres implica también renunciar al amparo de un 'ente' superior. Al vivir en sociedades nos vemos atados y condicionados por una serie de circunstancias que nos obligan a rendirle cuentas a algo o alguien; sean los padres, sea Hacienda, sea nuestro jefe, etc. Ser totalmente libres nos eximiría de esa obligación, pero también nos haría cargar con todo el peso de las responsabilidades de la vida. Abandonaríamos así un cielo perfectamente ordenado y regido por un dios absolutista para llevar una vida de eterno caos e incertidumbre.
El indivíduo libre es un apóstata de su destino. Reniega de las leyes que le han sido impuestas para crear su propia escala de valores y regirse por ella. En cierto modo, el camino hacia la libertad equivale a la búsqueda del Übermensch de Nietzsche.
¿Dónde está mi lugar?... en el cielo estoy de mas
donde puedo volar en libertad
hoy el cielo arderá y de nada servirá
Soy un ángel, caído me verás
(Avalanch - El Ángel Caído)
1 comentario:
Te voy a poner un comentario, que no tienes muchos.
En este caso, pese a que el ángel caido te sirve para hablar sobre la libertad, yo me voy a pasar eso por el forro y voy a cambiar la respuesta a la pregunta ¿Por qué se mandó al infierno a ese ángel?
No por su afán de libertad, si no por la envidia. Cuando Dios creó a los ángeles creó sirvientes que le ayudasen, cuando Dios creó a los humanos creó criaturas con libre albedrío que podían hacer caso o no de lo que Dios les decía.
Esto suscitó la envidia de algunos ángeles, y fue la envidia, y no el afán de libertad, puesto que un ángel no puede ser libre por que ha sido creado para servir a Dios, ya sea en el cielo, en la tierra, o en el infierno. Tal como yo lo veo el ángel no puede ser libre haga lo que haga, y del mismo modo, las personas tampoco pueden ser totalmente libres.
En el momento en el que renuncias al amparo de entes superiores, eres libre y te despides de las normas impuestas, pero también empiezan las preocupaciones, las responsabilidades, que aunque sean escogidas nos vuelven a quitar la libertad. Nunca se es del todo libre, nosotros mismos somos nuestra propia prisión, nosotros mismos nos privamos de nuestra libertad.
La cuestión tal como yo la veo no es ¿Eres libre? ¿O qué grado de libertad tienes?, si no ¿Cuánta libertad necesitas? ¿Cuánta libertad tienes? Un exclavo o un preso no son libres, pero pueden ser felices con el grado de libertad del que disponen, dejan de ser felices cuando empiezan a envidiar el grado de libertad de los demás.
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