Pensamientos de un Aventurero Cósmico.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Las distancias cortas

¿Qué es la distancia? Nada. La distancia es el vacío, tan sólo un artificio matemático ideado para cuantificar la separación de las cosas. La distancia existe en nuestra mente —al igual que, por ejemplo, los intervalos de tiempo— para marcar la diferencia, la desunión. De todos modos, podemos distinguir entre largas distancias y distancias cortas.

De las distancias más largas poco tengo que decir. Éstas pertenecen a órdenes de magnitud tan grandes que, para mí y a efectos de lo que quiero contar, se fusionan en uno solo: el de lo inexistente, el de lo inalcanzable. Las distancias verdaderamente interesantes son las cortas, las que propician toda clase de acontecimientos. Nótese que hablo de distancias en un sentido más amplio al de la medición de longitudes; distancia es, de este modo, la falta de conexión entre dos cosas, el hecho de que nada las relacione. Así, es distancia pequeña aquella que permite conectar un eslabón con el siguiente en la cadena de la causalidad. Distancias pequeñas: proximidad, acercamiento, consecución.

Desde este punto de vista, lo más conveniente es siempre atender al pequeño paso, que por pequeño que sea, es el que comienza la larga travesía. Un décimo piso es una altura inalcanzable para una persona situada en la calle, al pie del edificio, sin la ayuda de una escalera: una serie de peldaños, de pequeñas distancias. ¡Rindamos homenaje al infinitésimo que hace posible la continuidad! ¡Que la decisión inmediata, tomada en tiempo presente, sea la que nos mueva! Decisión tomada al instante y de corazón, sin apenas tiempo para su razonamiento; iterativa y aproximada, pero efectiva.

Alguno de estos movimientos pueden salir mal; podemos dar un mal paso y sufrir las consecuencias. Podemos tropezar subiendo la escalera, podemos equivocarnos en una encrucijada. Podemos perder todo lo que habíamos conseguido hasta entonces, pero entonces podemos levantarnos de nuevo, curar nuestras heridas y seguir avanzando. Podemos fallar en las distancias cortas —pues toca actuar siempre con diligencia y determinación—, cometiendo errores de cálculo y previsión. Pero todos esos errores son subsanables, no son catastróficos. No persigamos metas lejanas, casi utópicas. Vivimos en el presente, y del futuro sabemos lo justo: que está por venir, nada más.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Por favor, no molestar

No hay mayor tormento que el de atender —por mor de una extraña necesidad moral— las relaciones sociales cuando buscamos el aislamiento, la despreocupación total hacia lo que es externo a nuestras vidas, ya suficientemente castigadas por los problemas propios. ¿Quién quiere ver miseria? ¿Quién quiere sentir pena? Los miserables mejor a distancia, lejos del hogar, siempre fuera, preferiblemente separados por el cristal de la pantalla del televisor. ¡Qué suerte que no somos nosotros! No nos podemos quejar, no vivimos bajo la opresión de un régimen fundamentalista, o sumidos en guerras y revoluciones constantes; las mujeres son aquí libres y los niños reciben una educación modélica. Preocupaciones, las justas. Bastante tenemos ya con rendir en el trabajo, en los estudios; con pagar la hipoteca y con llevar adelante nuestra vida. La casa, el coche, las facturas: es ya suficiente.

Esto es lo que hemos elegido: un estilo de vida burgués y de autosatisfacción. A cambio, sacrificamos las relaciones personales, amurallando nuestro entorno ante la amenaza de la problemática ajena, eludiendo toda la complejidad que engendra el contacto humano. Ya no conocemos a nuestros vecinos, ni siquiera a los de la puerta de enfrente. Observamos a través de la ventana del patio de luces sus movimientos, elucubrando acerca de sus hábitos y costumbres, de sus manías, de sus defectos; nunca nada bueno, somos mejores que ellos y nos alegramos de que la vida de nuevo nos sonría.

Y es aquí donde entro yo, El Loco, El Terrorista. Asqueado de esa horrible situación, envenenado por soportar esa terrible actitud. Dispuesto a actuar, a infringir las normas, a violar las costumbres, a derribar lo preestablecido, a enfrentarme a la ética y a la moral. Entraré en todas las casas, allanándolas, desvalijándolas, mancillando sus dormitorios, sumiéndolas en el caos. Os causaré problemas, tantos como me dejéis con vuestra inútil resistencia. Recibiréis de mí todo lo que teméis, ni más ni menos.

Me repudiaréis, me daréis la espalda, negaréis conocerme. Borraréis de vuestras agendas mi teléfono y dirección; renegando de mí, de esa bestia, de esa mala persona, de esa perturbación maligna. De acuerdo, el primer asalto lo ganaréis vosotros. Me habréis echado de vuestras vidas, pero el miedo persistirá en vuestros corazones vacíos hasta el fin.

And I can feel your soul of ice,
You hide yourself behind these lies
You became a creature of masquerade
It's your bleeding heart you hate
You're building a wall of confusion and lies,
Nobody can hear your silent cries
But when you sleep you dream of me
And I kiss you in your dreams...


Blutengel - Soul of Ice

sábado, 1 de septiembre de 2007

Dulce y depresiva

Esta es una noche de quietud forzada. Ya las hordas de turistas han emprendido su viaje de retorno a sus lugares de origen, aunque el buen tiempo, tardío este año, aún permanece y nos obsequia con noches agradables como ésta.

Recorro las inertes calles con mi coche, escuchando complacido la música que me apetece: The Gathering, alguno de sus discos antiguos. La escucho para mitigar temporalmente la horrible pena de la soledad. La voz de Anneke, suave y dulce, actúa como un bálsamo al mismo tiempo que la música me hace flotar, mientras conduzco, despacio, tranquilo. Esta música celestial me proporciona una sensación de agrado, haciendo que mi regreso a casa en la noche sea un momento especial, dichoso.

Llego a casa y escribo esto. Me encuentro muy tranquilo, sosegado. Ahora mis penas parecen haberse marchado, como por acción de una mágica droga. Mañana me despertaré, atacado de nuevo por la misma sensación de vacío de siempre; es muy probable que eso ocurra. Pero tengo más canciones.

There is no place
On the face
Of this earth
Only silence
Is the sound
Of an angel


The Gathering - Great ocean road