A veces deseo olvidar. Olvidar que te odio, olvidar el rencor que te guardo. Quisiera disolver el terrible dolor que empapa mi corazón, disipar las penas, eliminar los malos recuerdos. A veces deseo olvidar porque ya mi vida no es lo mismo sin ti, y contigo sería tal vez peor.
Peor por tener la certeza de que acabaríamos mal, odiándonos de nuevo; jugando a la guerra, hiriéndonos. Adorándonos en la luz, traicionándonos en la sombra. Agridulce pasión. Cambiando de cara al verte, forzando una sonrisa, para evitar tus inorportunas preguntas. Mordiéndome la lengua para no acusarte, para no delatar tu mezquindad. Buscando la paz del momento, frágil, quebrantable, pendiente de un hilo. Tratando de aguantar miserablemente una situación que sin remedio va a peor. Cada vez peor. Peor porque la cruda realidad erosiona nuestras ilusiones.
Ilusiones, las de los ilusos. Ilusos somos porque creemos que algún día llegará algo que nos librará de nuestras penas y nos hará felices. ¡Qué ilusos! Las penas seguirán ahí. Tú sigues ahí, como si nada fuese contigo, pero sólo tu presencia me hiere y me atormenta. Eres tan sólo una ilusión, pero no consigo borrarte de mi mente.
Mi mente está contaminada. Contaminada de tu veneno, pero he descubierto el antídoto: tu destrucción. Sé que no eres real; yo te creé. Te necesitaba para aliviar mi soledad, por eso te creé. Yo te imaginé, te diseñé, pensé en ti y ahí apareciste tú. También fui yo quien decidió que me abandonases; ya no podías ofrecerme nada nuevo. Ahora seré yo quien te destruya. ¡Oh! Tu sonrisa ya se ha borrado, esa sonrisa que yo dibujé en tu rostro para mí. Pronto desaparecerás de mi mente y del mundo.
Mundo loco. Mundo salvajemente civilizado. Civilización de salvajes, de locos. Éste es el mundo que yo veo, que he descubierto y que ahora aborrezco. Quisiera destruirlo todo y entrar en un mundo nuevo, descubriendo con virginal ilusión lo que ahora rancio se marchita en mi mente. Quisiera recuperar la inocencia.
Peor por tener la certeza de que acabaríamos mal, odiándonos de nuevo; jugando a la guerra, hiriéndonos. Adorándonos en la luz, traicionándonos en la sombra. Agridulce pasión. Cambiando de cara al verte, forzando una sonrisa, para evitar tus inorportunas preguntas. Mordiéndome la lengua para no acusarte, para no delatar tu mezquindad. Buscando la paz del momento, frágil, quebrantable, pendiente de un hilo. Tratando de aguantar miserablemente una situación que sin remedio va a peor. Cada vez peor. Peor porque la cruda realidad erosiona nuestras ilusiones.
Ilusiones, las de los ilusos. Ilusos somos porque creemos que algún día llegará algo que nos librará de nuestras penas y nos hará felices. ¡Qué ilusos! Las penas seguirán ahí. Tú sigues ahí, como si nada fuese contigo, pero sólo tu presencia me hiere y me atormenta. Eres tan sólo una ilusión, pero no consigo borrarte de mi mente.
Mi mente está contaminada. Contaminada de tu veneno, pero he descubierto el antídoto: tu destrucción. Sé que no eres real; yo te creé. Te necesitaba para aliviar mi soledad, por eso te creé. Yo te imaginé, te diseñé, pensé en ti y ahí apareciste tú. También fui yo quien decidió que me abandonases; ya no podías ofrecerme nada nuevo. Ahora seré yo quien te destruya. ¡Oh! Tu sonrisa ya se ha borrado, esa sonrisa que yo dibujé en tu rostro para mí. Pronto desaparecerás de mi mente y del mundo.
Mundo loco. Mundo salvajemente civilizado. Civilización de salvajes, de locos. Éste es el mundo que yo veo, que he descubierto y que ahora aborrezco. Quisiera destruirlo todo y entrar en un mundo nuevo, descubriendo con virginal ilusión lo que ahora rancio se marchita en mi mente. Quisiera recuperar la inocencia.
2 comentarios:
Es difícil recuperar la inocencia, me refiero a la INOCENCIA pura, sana, que tienen los niños, que hemos tenido todos al nacer. Todos hemos sido INOCENTES... pero con el tiempo, nos vamos atormentando, nos hacemos mayores y tenemos muchas preocupaciones, no agobiamos, nos deprimimos... no ofuscamos. Hasta el punto que nos olvidamos de aquel niño. Pues bien, yo creo que ese niño sigue en nuestro interior... ya no es INOCENTE, pero si nos puede ayudar a que en nosotros permanezca parte de ella, parte de esa inocencia. Sintamonos niños de vez en cuando. Olvidemos nuestras preucpaciones, riamos, dejemos que otro nos alegre el dia con solo hacernos cosquillas, riamos de tonterias... Es posible volver a ser niño de vez en cuando, es mñas fácil encontrar respuestas a nuestros problemas, es más fácil ver soluciones a donde solo había problemas, porque quizásd hemos hecho nosotros mismos que aquello que nos atormentara se convirtiese en problema. Nuestra mente lo hizo posible.
Por cierto, enhorabuena por el blog, es fantastico! Me cuesta mucho poder escribir una opinión personal en todo lo que dices ya que la mayoría de cosas que pienso, y coinciden con lo que dices, la dejas muy bien escritas y reflejadas, y solo me kedaría repetir lo que tu tan bien has dicho. Aunque siempre ayuda reflexionar...
Un beso bien grande, un petó molt gran!
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