Pensamientos de un Aventurero Cósmico.

lunes, 25 de septiembre de 2006

El dilema del prisionero

Un problema clásico que figura en todos los libros de teoría de juegos es el archiconocido dilema del prisionero. En él se cuestiona la siguiente situación:

Dos personas ingresan en prisión acusadas de cometer un delito del cual no se tienen pruebas suficientes. En la cárcel ambas personas son aisladas e interrogadas por separado, de modo que ninguno de los dos puede conocer el testimonio de su compañero. La cuestión es que si uno de los dos confiesa ---acusando, por tanto, a su cómplice--- queda inmediatamente en libertad, mientras que su compañero asumiría la totalidad de la condena, que asciende a 15 años de prisión. Si ninguno de los dos confiesa, al haber falta de pruebas sólo se les condenaría a 6 meses de prisión por delitos menores tales como posesión ilícita de armas. Si por el contrario confiesan ambos, la pena se reparte, correspondiéndole a cada uno 10 años de cautiverio.

Cada uno de los dos prisioneros, actuando por separado y de forma totalmente egoísta elegirá confesar, por ser ésta la opción con mejores expectativas. Mas no es así, porque al actuar ambos de idéntica forma les corresponde la pena de 10 años de prisión a cada uno.

Es obvio que la opción más favorecedora para los dos sería la de no confesar. Actuar así requiere tener una visión del problema desde la perspectiva del conjunto, favoreciendo a ambas partes como un todo. Pero no siempre disponemos de esa visión global y ni mucho menos nos mueve el afán cooperativo para lograr el bien de la comunidad.

miércoles, 20 de septiembre de 2006

Fallen Angel (IV)

Nacemos libres, pero indefensos. El entorno nos condiciona para protegernos; nos da amparo a cambio de un poco de nuestra libertad. Desde pequeños recibimos una educación que nos da valiosos consejos para vivir la vida, pero a veces se sufren daños colaterales.

La educación que recibimos no es ni mucho menos imparcial. Nos bautizan con creencias, nos visten con nacionalismos y nos arropan con sentimientos patrióticos. Simplemente por el hecho de haber venido al mundo dentro de un país o una etnia se nos inculcan toda clase de sentimientos de arraigo hacia una fe o una patria. Pero todos ellos son sentimientos falsos, porque no salen del corazón.

Toda esa educación lleva, de forma totalmente intrínseca y subliminal, la impronta de ese espíritu patriótico cuyo objetivo es el de mantener bien unidos a los miembros de un determinado colectivo. Esa unidad ---a la que a veces llamamos nación, religión, etc.--- se hace sólida a base de ensalzar de forma reiterada los valores o símbolos que la identifican. Himnos y banderas son expuestos delante de las personas para que las personas asocien, de forma casi involuntaria, estos emblemas con la sensación de protección que buscan y obtienen de todo esto.

¿Y qué pasaría si todas las personas ejerciesen un pensamiento independiente?

We don't need no education.
We don't need no thought control.
No dark sarcasm in the classroom.
Teacher, leave those kids alone.
Hey, teacher, leave those kids alone!
All in all it's just another brick in the wall.
All in all you're just another brick in the wall.

(Pink Floyd - Another brick in the wall)