Pensamientos de un Aventurero Cósmico.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¿Y por qué no?

(Esta entrada está dedicada a una persona excepcional: creativa y asombrosamente fiel a sus principios. Desde mucho tiempo atrás ella ha querido y ha demostrado ser lo que realmente quería ser, sabiendo desarrollar sus actividades personales y profesionales sin dejar de ser ella misma. Por razones como estas mi admiración hacia ella es superlativa. Enhorabuena, NCP.)

Nuestras vidas son moldeadas hasta la alienación. No podemos escoger la forma de desarrollar nuestra existencia; se nos impone desde muy pequeños un modelo educativo totalmente rígido que lo único que hace realmente bien es amaestrarnos para lo que después venga. Luego de un extenso periodo formativo, sumamente prolijo y redundante, se nos encasilla en un entorno laboral y en una dinámica de trabajo que bloquea nuestras verdaderas capacidades.

Somos borregos. La sociedad actual es un rebaño. Todo lo que se nos ha inculcado mediante la educación recibida en las primeras etapas de la vida equivale a los bastonazos y gritos del pastor para llevar al rebaño siempre unido. Colectivamente el rebaño funciona bien, cumpliendo las funciones de productividad esperadas. Individualmente no hay posibilidades de éxito; la res descarriada está definitivamente perdida, condenada a una muerte segura a modo de alimento de algún depredador. No se han desarrollado habilidades para la supervivencia.

Permanecer en el rebaño, haciendo lo que éste hace, es una opción muy sensata. Es lo más seguro, al menos mientras dicho rebaño no se precipite por un barranco. Pero, ¿y si tomamos nosotros la iniciativa de tirarnos por el barranco, antes que nadie, antes que el resto del rebaño? Bien, es evidente que si hacemos eso la caída será mortal. Es una locura.

¡Hagamos locuras, entonces! Hagamos como "El Loco" del Tarot, que siempre es dibujado lanzándose al vacío. ¿A qué esperamos para dar rienda suelta a nuestra creatividad, a ser auténticos, a hacer las cosas con entusiasmo y siendo conscientes de la verdadera razón de ser de todo lo que hacemos? ¡Elevemos nuestra actividad a la categoría de arte!

Hay que actuar con determinación, con fe en nuestra verdadera causa. Es preciso aprender también la forma de resguardarnos de las caídas, o más bien aprender a caer bien, para no hacernos daño. Hemos de vencer ese miedo que a mordiscos nos frena cada vez que intentamos enfrentarnos a lo desconocido y sustituirlo por la consciencia plena del mundo. Hay que desatrofiar todos los sentidos. Proyectemos nuestra esencia en el mundo; seamos genuinos, auténticos, originales. Seamos un poco locos, y cuando nos pregunten por qué hacemos lo que hacemos responderemos: ¿y por qué no?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y cuando mas queremos volar mas atados nos encontramos
ser nosotros mismos es facil una vez q estas dispuesto a enfrentarte a la masa