Pensamientos de un Aventurero Cósmico.

viernes, 1 de junio de 2007

Las causas de la guerra

Lo que sigue es un fragmento de una charla pronunciada por Jiddu Krishnamurti en Bangalore (India), en el año 1948. Junto con otras, dicha charla está recogida en un volumen cuya edición original lleva por título Talks in Bangalore, India, 1948 (The Collected Work, vol. V), disponible también traducido a otros idiomas.


¿Qué es, pues, lo que causa la guerra, sea religiosa, política o económica? Es evidente que la creencia, ya sea en el nacionalismo, en una ideología o en un dogma determinado. Si en vez de creencias tuviéramos buena voluntad, amor y consideración entre nosotros, no habría guerras. Pero se nos alimenta con creencias, ideas, dogmas y, por lo tanto, engendramos descontento. La presente crisis es ciertamente de naturaleza excepcional, y nosotros, como seres humanos, o tenemos que seguir el sendero del constante conflicto y de las continuas guerras, o de lo contrario ver las causas y volverles la espalda.

Lo que causa la guerra, evidentemente, es el deseo de poder, de posición, de prestigio, de dinero, y también la enfermedad llamada nacionalismo ―el culto a una bandera― y la enfermedad de la religión organizada ―el culto a un dogma―. Todo eso es causa de guerra, y si ustedes, como individuos, pertenecen a cualquiera de las religiones organizadas, si son codiciosos de poder, si son envidiosos, forzosamente producirán una sociedad que acabará en la destrucción. Así que todo depende de ustedes y no de los líderes, ni de Stalin, ni de Churchill, ni de ninguno de los otros. Depende de ustedes y de mí, pero parece que no nos damos cuenta. Si por una vez sintiéramos realmente la responsabilidad de nuestros propios actos, ¡cuán pronto podríamos poner fin a todas estas guerras, a toda esta miseria! Pero, como ven, permanecemos indiferentes. Comemos tres veces al día, tenemos nuestros empleos, nuestra cuenta bancaria, grande o pequeña, y decimos: «Por el amor de Dios, no nos moleste, déjenos tranquilos». Cuanto más alta es nuestra posición, más deseamos seguridad, permanencia, tranquilidad, menos injerencias admitimos, y más deseamos mantener las cosas fijas, como están; pero las cosas no pueden mantenerse como están, porque no hay nada que mantener. Todo se desintegra.

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