La flor más hermosa es la que nace en la adversidad. Desafiante a la vez que tierna, despliega sus pétalos con lozanía, abriéndose al mundo. El triste horror de acero y cemento no ha podido frenarla. Y entre ordenadores y faxes hay una carta de amor, en un sobre rojo, escrita a mano. No sé lo que pone; no es para mí. Dirijo mi vista a la ventana, allí sigue esa flor, esbelta, radiante, toda ella.
La noche anuncia su llegada, prestándole su roja bufanda al horizonte. Una brisa liviana hace bailar a todas las plantas del jardín. Un dulce aroma me envuelve mientras me dirijo a mi coche. Voy con calma. Conduciré despacio. Me apetece tomar una ruta diferente y perderme, llegar a lugares nuevos, nunca antes vistos. Quiero dejarme seducir por el extraño encanto de un paisaje bañado en sombra. No tengo prisa por llegar a ningún lugar.
Mi corazón late apresuradamente. Mis ojos, abiertos como platos, devoran con ansiedad las rayas de la carretera. No pierdo detalle, cada cruce es una dulce tentación; nuevas posibilidades, nuevos lugares, nuevas sensaciones.
Finalmente regreso a mi casa. Es hora de descansar, de reponer fuerzas para un nuevo día. Mientras duermo, la noche transcurre silenciosa, pasando desapercibida. Y tras ella, llega un nuevo día presidido por un sol majestuoso en su trono de color azul.
Salgo a la calle, donde el bullicio de personas y coches se alía con la fulgurante claridad del día para sacudirme, quemándome, aturdiéndome. Ahora conduzco mi coche en línea recta, sin desviación posible, directo a mi destino. No puedo perder ni un minuto, no puedo decidir, no puedo improvisar: todo está planificado. Y como yo, miles, millones de personas hacen lo mismo. Sin pensar, sin disfrutar del paisaje, nuestra travesía sólo nos brinda malos momentos. He aquí el drama de la existencia humana: una terrible rutina que se repite día a día. Llego finalmente al lugar donde he de cumplir con mis obligaciones. Me instalo e intento centrar mi mente en mi labor, pero un fugaz pensamiento me arrastra hacia la ventana.
La flor más hermosa es la que nace en la adversidad. Desafiante a la vez que tierna, despliega sus pétalos con lozanía, abriéndose al mundo. El triste horror de acero y cemento no ha podido frenarla. Y entre ordenadores y faxes hay una carta de amor, en un sobre rojo, escrita a mano. ¿Será para mí?
Pensamientos de un Aventurero Cósmico.
jueves, 12 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
En verdad que es esta una de mis frases preferidad "la flor mas hermosa es la que nace en la adversidad" es un viejo probervio chino, el cual hace referencia a que la belleza y el valor es incalculable cuando el terreno es ´dificil y arido, es donde nacen las cosas mas hermosas.
carolina.espinola@hotmail.com
saludos!!
Me alegro de que te guste esta frase y que aprecies, al igual que yo, que allá donde la dificultad se imponga se esconde una gran belleza.
Gracias por tu comentario.
Publicar un comentario