Llegamos ya al penúltimo día de nuestro viaje. Esa mañana dejamos atrás Oslo para emprender el viaje de regreso a nuestra tierra. Por otra parte, nuestra amiga «la finlandesa» regresaría a Helsinki. Sería esa una mañana de vuelos para todos.
De nuevo éramos las cuatro personas de origen. Volamos ese día desde Oslo hasta Hahn (Alemania), lugar en el que ya habíamos estado antes. Nuevamente nos tocaba una larga espera para tomar el siguiente vuelo, y como en ese lugar —prácticamente rural— no hay muchas diversiones para un grupo de aventureros como el nuestro, decidimos de nuevo movilizarnos.
Volvimos a alquilar un coche por un día, pero esta vez visitamos un lugar diferente: la ciudad de Saarbrücken, próxima a la frontera con Francia y Luxemburgo. Lejos de haber elegido esta ciudad de forma totalmente arbitraria, los que nos llevó hasta allí fue el repentino anhelo de visitar a un amigo que allí residía por aquel entonces. Avisamos a ese compañero en el mismo día y éste nos acogió en su casa.
Ir a Saarbrücken supuso el mayor reto de los experimentados durante el viaje, debido a las diferencias idiomáticas. Por ser zona fronteriza con Francia, la gente de esa zona apenas habla el inglés. Tuvimos que defendernos con las cuatro palabras de alemán y las otras tantas de francés que conocíamos. Pero llegamos, y todo salió a pedir de boca. Además, ya en el lugar, contábamos con la ayuda de nuestro amigo, quien hablaba con soltura el alemán.
Pensamientos de un Aventurero Cósmico.
martes, 10 de julio de 2007
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