
Aunque era posible acudir a dicho museo por tierra, andando, nosotros optamos por acercarnos a dicho sitio por mar. Así, cruzamos la bahía en un pequeño y viejo barco de pasaje, eludiendo el extenso rodeo que tendríamos que dar de haber ido por tierra.
El museo vikingo es pequeño y se puede ver en poco tiempo. El su interior se encuentran expuestos muchos restos arqueológicos, con las correspondientes explicaciones acerca de sus usos y su procedencia. Como nos sobró el tiempo tras la visita cultural, dedicamos la tarde de ese día —el último que pasábamos en Noruega— al descanso.
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